miércoles, 23 de febrero de 2011

A la orilla del Duero


Z
amora, ciudad de poetas como León Felipe o Leopoldo Alas Clarín.Ciudad de nobles y monarcas como Doña Urraca o el Conde Duque de Olivares.Deportistas como Ángel Nieto o escultores como Coomonte.Contempla el paso de los años y de sus personajes ilustres, su río, llamado el Duero.La tierra Zamorana presume con orgullo de su bello discurrir al paso de su Puente de Piedra. Los ojos de esté ya acostumbrados se embellecen a su paso.


E
l Puente de Piedra se levanta sobre el Duero recordando tiempos pasados.Sus dieciséis ojos dan nombre "Ocellum Durii" a esta tierra castellana.Sus visitantes acuden ilusionados a dicho puente y allí disfrutan de los más bellos paisajes.El Duero agradece su visita con su gran vitalidad y poderío.El sonido de sus aguas provoca la sensación de calma y relajación a sus observadores.


L
ejanamente la Catedral Zamorana también contempla el paso del Duero resistiendo el paso del tiempo.Todos estos elementos arquitectónicos unidos forman un bello paraje difícil de igualar.Se respira un ambiente de serenidad, bienestar y emoción.Los pájaros amenizan nuestra visita con su canto a la orilla del Duero.Su canto y el ruido del Duero a su paso, nos invitan a la reflexión y el pensamiento.


C
on la llegada de la noche el Duero gana en vitalidad y misticismo.Sus aguas se vuelven más misteriosas y románticas. Y regala a los visitantes nocturnos un lugar ideal para el amor y el compañerismo.La noche dota al Duero de un ambiente medieval adornado por su bello puente. Su iluminación refleja el puente en el rio como espejo que refleja la belleza.Este es el Duero, todo un placer para los sentidos.

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